Siempre me encantó la noche.
Por el contrario nunca me gustó el momento
entre que el sol se va y la luna queda sola.
De chica lloraba, de grande, a veces hoy
me duele la cabeza.
Pero la noche -cuando está bien entrada-
siempre fue (y es) prefe prefe.
Aunque esté muy cansada siento energía extra
que me deja hacer o deshacer muchas cosas.
Después de varios meses de ya no saber más nada
volví a disfrutar de esos (entre otros) momentos.
Sea sola, con él, con ellos, o con ella.
Sea como sea. Volví a la noche.
Esté donde esté.
A sentir esa seguridad,
esa calma, ese "todo va a estar bien".
ilustración by Seel
www.seelvana.blogspot.com.ar
uuuuuuy yo de niña era bien noctámbula, ahora apenas llego a pasar las 23 horas con algo de consciencia :)
ResponderEliminarjjejejeje seré una eterna pendevieji tons?? jejeje
Eliminar¡ojalá!
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